Skip to content

Ascensión

Hoy mi superficie corporal se ha incrementado ligeramente. Me ha saltado un empaste de una muela. Este pequeño accidente ha resultado ser más problemático de lo esperable.

Parece como si finalmente, entre la reciente expansión de mi abdomen y la paradójica expansión hacia el interior de mi aparato dental, el intercambio gaseoso entre el resto del universo y mi cuerpo ha alcanzado masa crítica y por unos segundos he tornado omniscio. Sólo unos segundos porque inmediatamente después de saltar el empaste y todavía embabiado por el atisbo de inmensidad interminable, he ocluido no sólo el agujero del empaste perdido sinó gran parte de mis cavidades interdentales con la masa del bollo que me estaba comiendo en ese momento y he perdido todo contacto con la conciencia universal. Desesperado he corrido al lavabo a intentar limpiar mi dentadura y retornar a mi nirvana apenas percibido, pero no se si de los nervios o la impaciencia he sufrido un retortijón y he dejado escapar una crucial cantidad de aire por vía rectal que ha reducido infinitesimalmente mi abdomen y me ha convertido nuevamente en aspirante a Buda.

Ahora estoy aquí sentado, con los dientes pulidos convenientemente y un batido no oclusivo de chocolate en la mano, planeando beber el batido paulatinamente para acercarme nuevamente a la iluminación y me ha entrado miedo. Miedo de escapar de mi sin haberme conocido realmente, miedo de estar pensando seriamente en llamar al dentista y tapar mi ventana al conocimiento.