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Impersonal

Llevaba unas semanas apesadumbrado y hoy no ha sido diferente, una pena sosegada me ha recibido con la luz del sol y me ha vestido de gris. Cuando me he marchado mi mujer seguía durmiendo y los niños también.

El día se me antojaba insoportable con tanto peso sobre los hombros pero afortunadamente al salir de casa me he dejado la personalidad atrás y no lo he notado hasta que he comprado el periódico. Era demasiado tarde para volver a buscarla, hubiera perdido el metro, así que he decidido seguir. A veces me pasa con las gafas, pero no es lo mismo. Hasta que punto es diferente no lo he notado hasta entrar en la oficina. Normalmente llego al trabajo y se apodera de mi una desesperación: la sensación de que ya he llegado al límite y es el momento de explotar. Todas las frustraciones, los miedos, las culpas. Me crecen como hiedra venenosa por la garganta y me producen nauseas. Esta mañana no.

PAYASO 1: Buenos días

YO: Buenos días

PAYASO 1: ¿Tienes el informe que te pedí? (y que no tenías que hacer, que tengo que hacerlo yo, pero te lo pido a ver si cuela y luego ya me encargo yo de firmarlo o te quedas el marrón de decirme que no y quedar como un miserable egoísta en lugar de mirar por el equipo como yo que además lo llamo “ser un team-player”).

YO: No (y a otra cosa mariposa)

Una despreocupación liberadora se ha adueñado de mi.

PAYASO 2: Buenos días

YO: Buenos días

PAYASO 2: Necesito que calcules para ya el ahorro en electricidad que supondría eliminar en 2012 el doble click en el explorador de windows en todo el parque de ordenadores de la empresa, no olvides incluir el coste en productos no consumidos en las máquinas de vending por la disminución de consumo de glucosa de los usuarios y las sesiones de formación que harán falta para enseñarles a utilizar el click sencillo.

YO: No (y a otra cosa mariposa)

¿Cómo no lo había visto antes? La mitad de mis quebraderos de cabeza vienen ocasionados por imposiciones absurdas a las que accedo por una falsa sensación de obligación. He creído que alcanzaba el nirvana, pero estaba sobrecogido por la tranquilidad con que lo veía todo, como si tuviera el cerebro betabloqueado. La mañana ha dado un giro preocupante justo después.

COLEGA: Buenos días

YO: Buenos días

COLEGA: Hoy tengo una buena noticia, ¡por fín voy a ser padre! Mía y yo estamos embarazados, vengo del ginecólogo y tengo la primera foto. ¿Te vienes a desayunar al bar? Invito yo.

YO: No (y a otra cosa mariposa)

Algo no marchaba bien, recordaba otras ocasiones en que habíamos hablado del tema y cuánto me había preocupado que buscaran un niño y no lo encontrasen. Debería haber estado emocionado, pero me importaba todo un comino. He pasado el día envuelto en mi escafandra, insensible a factores externos y, aunque intelectualmente sabía que algo no andaba bien, me daba igual.

Al llegar a casa he visto mi personalidad sobre la repisa que hay en la entrada y me la he puesto. Enseguida me han venido las emociones que echaba en falta sin saber cuáles eran, pero también ha retornado la pesadez existencial a dar la brasa con sus resquemores y sus ardientes puyas. Así que me he tenido que vaciar otra vez y he procedido a examinarla con más calma antes de volvérmela a poner. Me he dado cuenta de que una parte estaba como requemada y oscura, así que he hecho la prueba de rebanar ese trozo con el cuchillo del pan y ponerme el resto. Y ya me siento mejor.

Al trozo churruscado que me ha quedado lo he llamado Rajoy y lo he tirado a la basura. Hay cosas que no aportan nada y no vale la pena conservarlas.

{ 2 } Comments

  1. el_alvaro | 20/07/2007 at 16:36 | Permalink

    He leído tus apuntes de un tirón. Buenos, me gustan más los últimos ¿creo?
    Mi cerebro está ausente de su puesto de trabajo. Demasiado espeso para valorar la novela, he hecho lectura en diagonal imperfecta.

    Muy guay la lectura

  2. fosfa | 03/08/2007 at 13:30 | Permalink

    Independiente? Arriesgado? Manda huevos. Sigue adelante. Escritos frescos con una ironia oculta que nace sin ser forzada. De una desesperanza aún más oculta si cabe. Vaya, un galimatias tal que hace que te preguntes: “pero que coño escribirà en la proxima?”. Esto engancha como un culebrón…