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Vacaciones

La mayor parte de la gente olvida en negativo, yo he descubierto recientemente que lo hago en positivo. Esto, que suena tan optimista, en realidad no lo es tanto. Normalmente un descuido en la memoria es el negativo de un recuerdo, un agujero en el que lo que andamos buscando encaja como una llave y que nos sirve de molde para hacer memoria. Yo olvido tapando esas ventanas al conocimiento, oscureciéndolas con un mortero de desesperación y confusión que me deja con paredes lisas en las que toda evocación rebota.

Como quien no quiere la cosa, esta es mi justificación: me se van las ideas antes de escribirlas y por eso ahora estamos de parón. Me voy a tomar unos días de fiesta hasta el mes que viene y luego volveremos a la carga. Pero antes una receta para la primera entrada de septiembre.

Ingredientes: un cabezota y un héroe típico.

Los voy a coger y amasar en un pastel de vikingos y laberintos y cantos de sirenas. Y voy a coger al héroe dúctil y ridiculizarlo, y voy a coger al cabezota y subirlo a los altares y convertirlo en nómada y guerrero y vividor de vidas. Voy a enlazar con el ocio que rige nuestra vida y las ideas que componen nuestra realidad.

Y cuando tenga todo ese cuerpo teórico me voy a dar cuenta de que todo está bien como está y que no puedo más que seguir mi camino y ser feliz.

Y luego lo cubriré todo de nata.