Skip to content

El día de las lombrices

Estos días de monzón una tragedia se desarrolla en las proximidades de la frontera entre naturaleza y hormigón. Toda esta lluvia anima a las lombrices a salir de sus galerias en busca de hojas frescas que llevarse a la despensa y también a echar una canita al aire, que vivir encerrado en un túnel es más duro de lo que parece, aunque seas hermafrodita. El problema está en que el monzón aquí no es como en las novelas de Emilio Salgari, que un día empezaba a llover y tenías una cortina de agua que cubría párrafos enteros. Aquí de vez en cuando se despereza el sol y aparece por entre las nubes con mala leche, secando todo a su paso y aniquilando a un montón de lombrices despistadas que aprovecharon para pasear un rato sobre el alquitrán mojado. Atrapadas por el sol una vez seca la acera se retuercen como los vampiros de las películas.

Las primeras que he visto estaban a apenas cinco centímetros de un parche de césped que he supuesto sería su casa, así que las he acompañado hasta allí de la mano. Para las siguientes ya era tarde, estaban resecas y planas. No me esperaba que el problema fuera de semejante proporción, por el camino había cientos de lombrices retorciéndose sobre las aceras ardientes de la ciudad.

Excepto a esas dos del principio, he dejado al resto a su suerte por una mezcla de indecisión y pereza. Por culpa de tanto episodio de la Abeja Maya y por difícil que sea encontrarles cualidad antropomorfa, me ha parecido escuchar sus gritos de dolor sobre la calle. Eso me ha impulsado a ayudar a las dos primeras. Luego he visto más y la idea de agacharme cada dos pasos a recoger gusanos para llevarlos hasta el primer brote de hierba cercano me ha parecido ridícula. Claro que ¿qué mejor tenía que hacer? Cuando he llegado a casa me he puesto a leer las noticias por internet. Entre leer noticias y recoger bichejos qué tiene mayor ¿calidad? No sé ni cuál es la pregunta y me ha entrado una duda existencial.

¿Tú qué opinas?

La próxima hablaremos de toros.

{ 1 } Comments

  1. Elalvero | 25/06/2008 at 20:28 | Permalink

    De pequeño causé una catástrofe entre una comunidad de hormigas, el típico desastre natural de la pelota de básket. Son las cosas que recuerdas las que te marcan.
    Y las que no también.
    Veo imposible escoger lombrices o noticias.