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Zen

Después de unas semanas de tensión y de ejercicio del poder, por fin ha llegado y pasado el 25S. A mi me ha dejado con las histaminas en pie de guerra, por eso esta mañana me han provocado un sarpullido los comentarios del ministro del interior y de nuestro siempre presente en ausencia presidente del gobierno.

El primero calificando la actuación policial de extraordinaria… Estoy seguro de que no es fácil ser un policía antidisturbios ni organizar un servicio de vigilancia (no represión) de una manifestación. Puede ser un ambiente de riesgo, especialmente si uno se encarga de calentar el ambiente con anterioridad y tiene algún tipo de conciencia de merecerse lo peor.  Pero cuando hay que recurrir a la violencia, hay sospechas de agentes infiltrados provocando, leña y punto, hay acoso a la prensa, se carga en los andenes y se persigue a destiempo, aunque todo ello sea fruto de la incompetencia y no haya motivos turbios detrás, para felicitar de esa manera sin pararse a averiguar lo sucedido es necesario cierto grado de cinismo que no parece compatible con el cargo que desempeña.

El segundo envía desde USA su reconocimiento a la mayoría de españoles que no se manifiesta (por favor, si no habéis visto el vídeo, vedlo). La verdad es que no sé por dónde empezar, quizás por los intereses de vuelo corto. Eso lo dice, despreciando el sentir de millones de ciudadanos, el máximo dirigente de un país en crisis  que lo único que está haciendo desde que llegó al poder es una política de vamos a gastar menos a ver si cuadramos las cuentas por arriba. Esta claro que el mensaje no es “vamos a trabajar para desarrollar políticas de crecimiento y apechugar todos desde arriba hasta abajo intentando que todos podamos vivir dignamente,” sino “no os quejéis que sois unos insolidarios, estad calladitos y seguid aguantando que hay que mantener el statu quo”.

El PP está haciendo una labor educativa ejemplar desde el gobierno, como un maestro zen que te da un garrotazo cuando te despistas saliendo del vacío de la meditación, los miembros de nuestra administración nos van dando calambrazos para que aprendamos a mantener cierta paz interior, amén de un equilibrio entre el miedo y el enojo.

O tal vez es para despistarnos y mientras nos entretenemos con algarabías e indignaciones ellos siguen con el rodillo, aplastando la masa.

Mantengamos la cabeza fría y la piel de gallina.