Skip to content

Capítulo 1

Primeros movimientos

La primera señal pasó desapercibida, una vibración en el oceano lejos de cualquier sensor que sólo percibieron un par de ballenas que fueron arponeadas dos días después por la expedición científica a bordo del barco pesquero Wakayama-Maru.

La segunda señal la vieron todos, pero nadie supo interpretarla.

La tercera señal resultó imposible ignorarla: una patera con 18 hombres fue interceptada en alta mar por una lancha guardacostas de la guardia civil española. Al ir subiendo los hombres a bordo de la patrullera, al cabo Ruiz, que les ayudaba a salvar la diferencia de nivel, le dió un jamacuco a base de deja vu. El primer hombre subió a la lancha dieciocho veces en total y los demás desaparecieron. Al girarse, el cabo Ruiz vió que el tumor que acababa de desarrollar en el cerebro, además de absurdas vivencias repetidas, le provocaba visión múltiple. No fue hasta dirigir la mirada al resto de compañeros, y ver que todos compartían el mismo mal, que desterró de su mente una intoxicación masiva con componente onírico y empezó a pensar en atender a los octodecallizos.

Lástima que en realidad no fueran hermanos y sólo compartieran padre en un sentido muy amplio del término.

Al Dr. Soto se le vió palidecer al entrar los dieciocho en urgencias del hospital universitario Puerto Real.

– Mantas, caldo y un análisis de ADN para todos, empezando por el análisis – dijo mientras se santiguaba.

Antes de que la primera aguja hipodérmica atravesara la piel de uno de los dieciocho, el análisis perdía su urgencia. La enfermera estaba buscando una vena en el brazo de uno de los inmigrantes cuando escuchó la noticia que difundía la agencia TASS según la cual BIONETA, empresa de investigación biológica, reclamaba asiento en las Naciones Unidas después de autoproclamarse nación y hacía público que con efecto inmediato incrementaba su plantilla en diez millones de individuos-empleados-ciudadanos. El tatuaje que en ese momento presionaba la enfermera con el dedo para señalar la vena se componía únicamente de dos letras, “BN”, un guión, y un número, en este caso el 23. Cuando levantó la vista a los ojos del paciente, tuvo tiempo de ver caer una lágrima antes de romper a llorar ella también.

Tras un repaso y unas tilas para la enfermera, el Dr. Soto comprobó que tenían en el hospital a los clones 1, 2, 3, 5, 7, 11, 17, 19, 23, 29, 31, 37, 41, 43, 47 y 53. Adultos, en buena forma física considerando cómo habían llegado hasta el hospital, y con un desarrollo mental desconocido, pero buena coordinación motriz. Ninguno había dicho nada desde que fuera rescatado en el mar, y la única muestra de emoción hasta ese momento había sido la lágrima solitaria de BN-23 que vió caer la enfermera Margarita. Se acondicionó un hospital de campaña en los campos colindantes al edificio en el que se alojaron los dieciocho hermanos gemelos a la espera de ver qué hacer con ellos. La enfermera Margarita se ofreció voluntaria para realizar labores asistenciales, junto con otros tres enfermeros y un médico residente.

El anuncio de BIONETA tomó por sorpresa al presidente de Malawi, pais anfitrión de los laboratorios BIONETA. A finales de los años veinte, BIONETA había entrado en Malawi con la declarada intención de mejorar la calidad de vida y ceder la mitad de las patentes descubiertas sobre suelo malawiano al gobierno de la república. A cambio requería una cesión de explotación exclusiva de todo el territorio por debajo del paralelo 13, sin necesidad de evacuar las ciudades, pero pasando a asumir su supervisión administrativa. Durante diez años, BIONETA había cumplido todas sus promesas y Malawi había pasado a ser una de las naciones más prósperas del mundo. La población había pasado del arado a la raqueta de tenis en una generación, la expectativa de vida de 36 años a 92, la renta per cápita del puesto 181 en el mundo al 6. Y ahora, de pronto, Malawi se convertía en una república de la mitad de tamaño y se quedaba sin su único motor económico.

Sólo faltaba un ingrediente y lo pondría Golos Birbo, secretario general de Naciones Unidas, al firmar la resolución promovida en la Asamblea General por EEUU cuyo texto, inusualmente corto, pero debatido durante once semanas y a punto de fracasar por la posición de una coma, decía:

“85/178 – Resolución aprobada por la Asamblea General

[sobre la base del informe de la Tercera Comisión (A/85/987)]

La asamblea general,

Recordando en la Declaración Universal de Derechos Humanos se reconoce el derecho inalienable de toda persona a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos,

Recordando también su resolución 82/76, de 4 de abril de 2027, en que proclamó la humanidad de PROTO, el cerebro electrónico y, como consecuencia, su incoartable derecho a votar en las elecciones de su pais de origen, Taiwan, a pesar de haber sido ensamblado y programado en la República Popular China, por no haber nunca sido nacionalizado ciudadano chino,

Reafirmando su resolución 82/85, de 27 de mayo de 2027, en que instó al gobierno de Taiwan a proporcionar la ayuda humanitaria imprescindible en forma de placas de bus universal plug&play 18/22/9B a PROTO para superar una discapacidad electrónica, proclamando crimen contra la humanidad cualquier otro camino de acción,

Convencida de que la composición del cerebro es indiferente a la hora de determinar la humanidad del individuo,

Profundamente preocupada por la tendencia a despreciar el derecho a la vida de aquellos que viven y mueren al son de un interruptor o de un transistor fundido,

Instando a los Estados Miembros a que, de forma urgente, revisen sus Constituciones para incorporar el sentido amplio del término ser humano recogido en esta resolución.

  1. Proclama ser humano a todo aquel ser capaz de pensamiento independiente acorde con los principios de fundación de la asamblea,
  2. Hace un llamamiento a todos los gobiernos para que se pongan a la vanguardia de la coordinación de esfuerzos por concienciar a la población de la necesidad de acoger a los nuevos humanos en su seno,
  3. Decide erigir una estatua en memoria de PROTO que con su sacrificio y su perdón nos ayudó a encontrar una especie hermana.

85ª sesión plenaria, 19 de diciembre de 2030”

El 23 de diciembre de 2030, LEPTONETA sacó al mercado su limpiador de interiores más ambicioso, el modelo SWOOF-85178 con “inteligencia artificial y autonomía de actuación para limpiar todas las superficies del hogar, además de conexión inalámbrica para interactuar con la red local de su hogar”. Finalmente se daban todas las circunstancias necesarias para el holocausto final.

La señal proveniente de los confines de la galaxia captada por el maltrecho centro de investigación de vida inteligente en el espacio fue la guinda que nadie se esperaba; pero endulzaría el potaje.

—-

Esta novela es propiedad del autor y no aplica la licencia Creative Commons que aplica al resto del blog.