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Asíncrono

He estado dos días encerrado en casa con mi mujer, pero lejos de matarnos a polvos en la cama, los hemos pasado separados por el día y la noche. De día yo he hecho mi vida mientras ella dormía y de noche era al revés, sólo coincidimos en la cena del sábado, pero de forma extraña no nos dijimos nada y mantuvimos la distancia.

Este ejercicio de aislamiento en pareja no ha sido premeditado, sino fruto de la enfermedad. El viernes un bacilo misterioso asaltó a mi mujer mientras dormía y por la mañana la dejó en la cama con dolor de estómago. Eso dió principio a la anomalía. Mientras ella dormía yo no podía dormir por si necesitaba algo, pero en un momento en que yo dí una cabezada, ella se levantó a coger agua y ya no volvió a levantarse hasta la cena, en que se tomó un yogur. Tanta normalidad en la anormalidad me parecía espantosa, así que me fuí a la cama para no pensar en ello, mientras mi mujer empezaba el día desfasada.

Por la mañana, el domingo, me desperté al acostarse mi mujer en su lado de la cama y comenzó mi día mientras ella se dormía. Mientras desayunaba me asaltó la duda: ¿llegaríamos a resincronizarnos alguna vez? Afortunadamente empiezo a encontrarme mal yo también y es muy posible que pase un día en la cama.