Sigo flotando.
Esta mañana he pensado solucionar mi problema incrementando mi peso y me he ido a desayunar a “Baker Square” (la plaza de los pasteleros en traducción libre). He consumido el típico desayuno americano: tortilla, bollito y café. El problema ha sido el tamaño de cada uno de ellos. La tortilla, rellena de champiñones y verduras y cubierta de queso fundido, era de tres huevos y venía con una macedonia de melón, piña y fresas. El bollito era una madalena gigante, de como treinta centímetros de diámetro y quince de altura, cubierta de melaza. Y el café se sirve en litros, porque hace frío y porque es lo mínimo que necesitas beber para consumir una cantidad apreciable de cafeina… y de café.
El desayuno ha sido un gran error, porque ha desplazado mi centro de gravedad hacia adelante y me he pasado la digestión buscando cuestas con una inclinación superior al treinta por ciento para caminar con algo de normalidad.