(trastornando hechos reales: mi trabajo me va a matar)
En 37 años había recorrido innumerables distancias: 187 centímetros desde el suelo, 16 centímetros cargados de dudas hasta la taza del wáter, casi 17 kilómetros en movimientos sacádicos observando canalillos y culos furtivamente, 1231 increíbles kilómetros de placer solitario que no habían provocado callos ni en el cilindro ni en el pistón… las cifras eran precisas, pero de pronto, sin aviso, se había encontrado con una que no sabía medir.
Tenía casi todos los datos: la primera vez que la vio les separaban 576 centímetros y le llamaron la atención sus pendientes, aros de oro de 46 milímetros de perímetro, eso y su sonrisa de 73 milímetros en un arco de 31 grados. Se dieron 2 besos en las mejillas recorriendo distancias de 76 centímetros, unos besos próximos, el inicio de una intimidad cómplice. Luego se separaron, distancias medidas en kilómetros que le habían asustado, pero que habían superado a fuerza de 10 metros y 56 centímetros de billetes de avión.
La primera distancia negativa fue torpe, un beso apasionado donde hubiera bastado una caricia en los labios. Esa misma noche llegaron al límite de lo posible, escasamente por encima de la media, un acercamiento, una anti-distancia, y una parábola de más de 3 metros de trayectoria balística en el clímax que dejó una mancha de humedad en la pared y provocó carcajadas de amplitud diafragmática combinada próxima a la profundidad de la comunión.
El sol y la luna recorrieron distancias parejas por el cielo mientras se fueron conociendo mejor.
En el pasado sus palabras habrían requerido rollos de cinta magnética, separadas por longitudes que hubiera necesitado medir con una regla. Ahora, gracias a la ciencia, sus palabras podrían convivir a tan sólo 64 nanómetros las unas de las otras. No sería necesaria ninguna migración que las acercara y corrompiera el registro.
Todo era medible, menos la distancia que le preocupaba, la distancia que requería los cristales transparentes que él sabía que no poseía en ese momento. La distancia hasta la realidad.