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A la mujer de mi sueño

Te fuiste de repente dejándome caricias en los dedos y un inexplicable recuerdo de fresas.

Quiero que sepas que al final salvé a los ratoncitos, a los seis que ya conoces y a dos que me encontré por el camino, uno de ellos hecho de papel, vete a figurar. Ahora que pienso ¿acaso te fuiste por miedo al gato? ¡Vaya bicho! Hasta a mi me daba miedo, y eso que por lo menos le saco cien kilos. O debería decir sacaba, ahora que está plano debe de pesar menos. No tuve más remedio que prepararle una trampa y acabar con él, no se avenía a razones. Ni shuuus ni psssss, ni siquiera vetealdemoniogatomalditos aderezados con aspavientos. Tenía un brillo cruel en la mirada y se veía claramente que estaba decidido a terminar con todo. ¿Sabes que intentó clavarme esos colmillos que parecían de jabalí antes incluso de que cogiera el bate y me decidiera a espachurrarlo?

En fin, quería que lo supieses, sé que te quedaste preocupada.

Un beso, esta noche te espero al otro lado de la almohada.